Ad portas de cumplir 40 años, la Asociación de Grupos Folclóricos del Atlántico, encabezada por su presidente Édgar Blanco, ha tenido una serie de altibajos en un camino que no ha sido fácil de labrar, sobre todo en sus comienzos.

Hace cuatro décadas se organizaron 23 grupos folclóricos “con el propósito de dignificar y hacer un llamado al respeto por nuestra propuesta cultural y a los hacedores del Carnaval”, expresó su presidente, quien rememoró las ‘duras y maduras’ de la organización responsable del Carnaval de la 44, que ya cumple 20 años.

“Esos 40 años suenan fáciles pero 40 años es una vida completa”, señaló Édgar Blanco, resaltando a su vez que el proceso para la consolidación de esta fiesta ha estado “lleno de sinsabores”, sin embargo, pesan más las alegrías, los logros y los buenos momentos.

Blanco asegura que en un principio a los hacedores y grupos folclóricos de la organización los “estigmatizaban” como “viejos roneros que olían a pecueca y a grajo”, calificativo que en su momento ignoraron pero que hoy se enorgullecen de mencionar, debido al alcance y aportes que realizaron esas mismas personas para hacer aún más visible el folclor sin dejar de lado la tradición.

“No estamos con revanchas ni cobrando por ventanilla, pero sí aportamos un granito de arena junto a otras personas para jalonar un proyecto que hoy se cristalizó”, apuntó.

“Hoy podemos decir después de que la Unesco declaró al Carnaval de Barranquilla Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, que el grajo y la pecueca por la que nos estigmatizaban se convirtió en ese patrimonio”, precisó.

El presidente de la organización también resaltó que no guarda resentimientos y desea que los barranquilleros entiendan que debido al crecimiento poblacional de la ciudad, el Carnaval simplemente se expandió, pero que este es “uno solo”.

Asimismo, agradeció el apoyo recibido por parte de entidades tanto públicas como privadas, así como del principal protagonista de las fiestas, el pueblo. Añora que cada año el ‘Carnaval del bordillo’ mejore y sea conservado en manos de sangre nueva.

“Son los primeros 40 años, esperemos que las próximas generaciones no la dejen caer”, concluyó.